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Tratamiento básico para curar una ampolla que ha salido jugando al squash

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A todos nos ha salido en alguna ocasión jugando al squash una ampolla en el pie que nos ha dejado mermados todos los esfuerzos que hemos llevado a cabo y al mismo tiempo, el rendimiento de nuestro juego. He decidido crear este artículo para aportar algo de información sobre las características básicas y tratamiento básico de esta conocida afección.

Ampollas jugando al squash

Las ampollas suelen formarse:

  • En los talones o en las plantas de los pies cuando se usan zapatos mal ajustados.
  • En las manos por el roce continuo de herramientas o utensilios de trabajo.
  • También se forman a causa de las quemaduras leves.

Algunas de las causas más comunes por las que podemos tener ampollas en los pies son debido al uso de un calzado poco adecuado o incómodo para nosotros (unas zapatillas que no sean de nuestra talla pueden producir rozaduras), el exceso de sudor y no cambiarnos de calcetines.

Es muy importante cuidar nuestros pies, de esta manera evitaremos futuras lesiones.

Tratamiento para curar una ampolla

Tan pronto se detecte una ampolla, debe uno pararse y hacer una primera cura para evitar que vaya a más.

  1. Drenar el líquido

Con una aguja hipodérmica hay que pinchar la ampolla (nunca explotar la ampolla) y conseguir que drene bien hasta que se vacíe del todo. Pincharla significa atravesar solamente la piel por uno o dos puntos. Después de drenar la ampolla no se debe nunca cortar la piel, que va a servir de protección a la zona lesionada.

  1. Desinfectar y tapar con un apósito

Colocar encima de la ampolla, ya sin líquido, un trocito del apósito de gelatina (Geliperm, Colágeno Llorente …) que va a aliviar el escozor y a servir de almohadillado.

Poner una tirita cuidando de que se acople bien, recortándola si es preciso.

La zona dañada nunca se cubrirá con la parte del pegamento del apósito.

Existen los apósitos “segunda piel”.

  1. Repetir la cura

Al día siguiente se debe levantar esta cura y, después de tener bien lavados los pies y secados minuciosamente, se procederá de la misma forma que hemos descrito anteriormente volviendo a pinchar la ampolla si se hubiera vuelto a formar líquido en el interior.

Antes de comenzar a jugar de nuevo, se procederá a hacer una nueva cura.

Si no puedes evitar el roce que causan las ampollas, protégelas con un parche adhesivo para que la ampolla quede cubierta.

Para terminar, no está de más llevar un pequeño botiquín a nuestros entrenamientos y competiciones de squash para hacer frente a las lesiones espontáneas más leves que nos encontramos en el día a día.