Los orígenes de este deporte datan del año 1820 en Inglaterra. Según una teoría, se inició en Harrow Scholl, aunque otra teoría defiende que fueron los presos de las cárceles inglesas los que empezaron a practicarlo en sus celdas.
El squash es una actividad física con una gran carga de trabajo que implica desplazamientos rápidos, con cambios repentinos de dirección y una eficiencia elevada en cuanto a la coordinación neuromuscular, la capacidad de reacción visual y la velocidad de respuesta locomotriz. Por ello, el nivel de exigencia músculo-tendinoso, osteo-articular y cardiopulmonar va a ser muy alto.
Las lesiones más frecuentes que se producen en este deporte son las lesiones de partes blandas, músculos, tendones y ligamentos.
El jugador de squash tiene que saber que va a practicar una actividad física vigorosa que depende en gran medida del metabolismo aeróbico, en el cual dos jugadores encerrados en una pista tienen que ajustarse continuamente, moverse muy rápido, realizando repetidas aceleraciones, giros, movimientos repetitivos y posiciones forzadas.
En base a todo lo dicho el practicante de este deporte tiene que valorar y conocer el estado de salud en el que se encuentra, las alteraciones físicas que presenta tanto a nivel de columna vertebral como de hombros, codos, muñecas, pies, rodillas y caderas. También tendrá que conocer el nivel de preparación física que tiene y cómo poder mejorarlo, saber lo importante que es la hidratación tanto antes como durante y después del esfuerzo, llevar la alimentación adecuada y, naturalmente, realizar los descansos necesarios incluyendo las horas de sueño.
Deberá conocer la técnica de este deporte, los gestos deportivos que en él se producen, así como su reglamento. Informarse sobre los factores medioambientales en los que se juega dentro de la pista, calor, frío, humedad, superficie.
Tendrá que utilizar el equipamiento adecuado, ropa, zapatillas, raqueta y medidas de protección necesarias.
Para que sea beneficioso para nuestra salud física y psíquica tendremos que pasar reconocimientos médicos de manera periódica, saber dónde están nuestros límites, conocer nuestro nivel de preparación y el deporte que estamos practicando, usar las medidas de protección adecuadas y llevar una vida sana con hábitos higiénico dietéticos correctos.
El squash conlleva riesgos para el organismo ya que se le somete a un estrés físico y psíquico al que habrá que saber adaptarse. Para ello, el deportista deberá someterse a un reconocimiento médico, con el fin de valorar su estado de salud, estudiar el nivel de adaptación de la persona al esfuerzo físico, e informarse sobre la prevención de enfermedades y lesiones. Recordar que el practicante de este deporte, como cualquier otro deportista, durante la hora diaria que hace ejercicio tiene más riesgo que otra persona que no hace ejercicio, pero tendrá mucho menos riesgo durante las veintitrés horas del resto del día.
El squash es un deporte maravilloso y excitante, muy completo y no caro, que se puede practicar durante todas las épocas del año como divertimento o de manera competitiva.
Las lesiones más frecuentes que se producen en este deporte son las lesiones de partes blandas, músculos, tendones y ligamentos. Gran parte de dichas lesiones se producen por:
- Condición física inadecuada, bien sea por edad o constitución. Por ello, antes de empezar a practicar squash se aconseja realizar una preparación física general en primer lugar, y específica después para este deporte. Recordemos que como todos los deportes de raqueta es un deporte que podríamos decir asimétrico, se ejercitan y, por tanto, se desarrollan mucho los músculos del miembro superior e inferior derecho en los diestros y el brazo y pierna izquierda en los zurdos, con lo cual habrá que realizar ejercicios de compensación. Especial hincapié habrá que hacer en los ejercicios de fortalecimiento y compensación de la espalda, ya que esta región anatómica es una de las que más carga lleva cuando se practica este deporte. Recordar siempre la importancia de realizar un calentamiento adecuado antes de la práctica deportiva y el enfriamiento (vuelta a la cama) y los estiramientos al finalizar.
- Técnica deportiva deficiente. El squash es un deporte muy físico pero que precisa una preparación técnica muy intensa para evitar lesiones y accidentes. Colocación dentro de pista, gesto deportivo de golpeo de la pelota, saber cómo coger y empuñar la raqueta y buena coordinación para evitar en la medida de lo posible posiciones forzadas. El cálculo inadecuado de las distancias, se juega entre cuatro paredes, puede implicar el impacto de la raqueta contra la pared o el de tu propio cuerpo, sufriendo un traumatismo directo. Si no se dominan bien los espacios y la correcta colocación dentro de la pista se puede golpear al contrario con la raqueta o sufrir el impacto de la de la bola o de la raqueta por parte del otro jugador. Para evitarlo, debemos entrenar rutinas de golpeo y lo que se denomina en el argot «sombras”: solo dentro de la pista con la raqueta y sin pelota realizar los movimientos, gestos deportivos y rutinas que se dan en un partido. Entrenamiento específico dentro de la pista. Por ello, se recomienda dar clases con monitores especializados en el tema.
- Equipación adecuada, calzado, prendas deportivas y raqueta. Es importante usar un calzado deportivo apropiado, lo hay específico para squash, con lo que evitaremos las ampollas, abrasiones y rozaduras en los pies como consecuencia del rozamiento o fricción que se producen por jugar en una superficie dura o muy caliente, o por el uso de deportivas inadecuadas con suelas desgastadas. También es importante el uso de calcetines de buena calidad.
- Tiene gran relevancia escoger una raqueta que se adecue a nuestras características y nuestro nivel de juego. Es muy importante escoger bien el tamaño de la empuñadura, el peso de la raqueta y la tensión del cordaje. Para ello, lo mejor es dejarse aconsejar por los monitores de los clubes de squash. Se recomienda el uso de un anti-vibrador en el cordaje para prevenir lesiones de muñeca y codo.
- De capital importancia, sobre todo en principiantes, es el uso de gafas protectoras. Una de las lesiones mas frecuentes y graves que se pueden producir, es el impacto de la bola en la región facial, el tamaño de la pelota se ajusta casi completamente al ojo, pudiendo producir importantes lesiones como por ejemplo el desprendimiento de retina. También las gafas protegen del impacto directo sobre la cara de la raqueta del otro jugador.
- Instalaciones deportivas en mal estado. El suelo de la cancha de squash debe ser específico para este deporte, así como las paredes donde se lanza y rebota la bola. Normalmente una, la pared trasera, es de cristal, que debe ser el adecuado. Importante también la ventilación de la pista, recordemos que este deporte se juega en una instalación cerrada.
Como conclusiones referir que el squash es un deporte maravilloso y excitante, muy completo y no caro, que se puede practicar durante todas las épocas del año como divertimento o de manera competitiva, pero tenemos que saber que es de medio-alto impacto y exigencia elevada. Para que sea beneficioso para nuestra salud física y psíquica tendremos que pasar reconocimientos médicos de manera periódica, saber dónde están nuestros límites, conocer nuestro nivel de preparación y el deporte que estamos practicando, usar las medidas de protección adecuadas y llevar una vida sana con hábitos higiénico dietéticos correctos.
Fuentes:
- Guía saludable del squash. (s. f.), de https://www.teleraqueta.com/guia-de-buena-practica-para-el-squash-c1200x62179